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Carpe Diem, propuesta de Victormo.

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Carpe Diem, propuesta de Victormo. Empty Carpe Diem, propuesta de Victormo.

Mensaje  Eledhwen Miér Abr 30, 2008 1:50 pm

victormo escribió:Échame un chorro de libertad fresca

Anoche estaba pensando qué iba a escribir en esta redacción. El caso es que lo que al final he decidido escribir es algo bastante diferente a lo que finalmente va a resultar, por que en ocasiones ocurren cosas que te hacen variar tu estado de ánimo y tu forma de ver las cosas de un día para otro. Por desgracia suelen ser las dificultades de la vida las que te hacen verlo todo de una forma mucho más negativa a como las veías antes. En cierta serie de corte ácido una vez oí una frase que decía “Si nos paramos a contar las cosas buenas y las cosa malas que nos pasan cada día, descubriremos que mañana nos tienen que operar de la próstata”. En realidad no puedo estar más en desacuerdo con esta frase.

Yo siempre he pensado que la vida nos da una de cal y una de arena, pero para mí hay un factor muy importante y es que a pesar del trabajo, los estudios, enfermedades, problemas familiares, discusiones, todo esto aderezado con la encarnizada lucha del día a día con la realidad, la cual cada día parece avanzar más rápido y exigirnos un poco más de nuestra salud mental, al final los recuerdos que siempre quedan son los buenos. Y a la larga, en una reunión familiar (di familiar, di con amigos o un rato libre con tus compañeros de trabajo) las anécdotas que siempre acabas recordando y las que realmente marcan tu vida son las cosas buenas.

No me olvido que todavía no he contado lo que me ha hecho cambiar mi forma de ver la vida, como mínimo en el día de hoy. Y es que en este caso me ha hecho mirar la vida para bien. Esto que voy a decir tal vez le resulta muy tonto a mucha gente, pero es la verdad. Hoy, como todos los martes, he visto el episodio semanal de “Cómo conocí a vuestra madre” (por cierto, aprovecho para recomendársela a todo el mundo) y ha sido un episodio que me ha gustado muchísimo. Si hay algo que me atrae de esta serie es que, dentro del lógico corte irreal de toda comedia de situación, siempre me ha parecido una serie que es muy optimista sin llegar a ser bucólica. Me parece hasta cierto punto real y eso me da muchas esperanzas.

Este episodio me ha hecho pensar en qué ocurriría si yo tuviese que contar mi vida a alguien por episodios. Y hay un episodio que aunque se que la mayoría de mis amigos han olvidado por su brevedad y aparente pequeñez, pero que a mí me marcó a su manera.

Ese momento del que hablo es aquella madrugada de agosto del 2006 en que le pedimos a un amable señor del ayuntamiento que estaba limpiando las calles que nos rociara con el agua de su manguera.

Aquella época no era precisamente una buena etapa de mi vida, por que hay veces en que la vida te obliga a ver cómo tus seres queridos se marchan poco a poco, pero en ese momento en que el agua, en una temperatura cercana a la congelación tocó mi piel y mis ropas, sólo era capaz de pensar en que por primera vez había venido a mi ciudad una amiga de otra provincia, en que por ese motivo nos habíamos reunido todas las personas a las que puedo considerar amigos, situación que no se había dado desde hacía bastante tiempo. Mi mente sólo podía pensar en que mi único problema era el calor de la noche (problema que estaba siendo erradicado por lo sano) y mis ojos sólo podían ver a mis amigos y a mi dando vueltas bajo el agua, chorreando y secándonos como los perros, riéndonos, siendo señalados por el resto de pandillas que pasaban por la calle (en mi mente al menos, esas personas envidiaban nuestra felicidad) y contagiando nuestra alegría al señor de la limpieza que hasta treinta segundos antes sólo pensaba en el tedio de trabajar un sábado a las seis de la mañana mientras todo el mundo volvía ya a sus casas.

A la tarde siguiente, mientras pasaba la tarde con mi abuelo en el hospital, tosiendo como un condenado por el resfriado que había causado mi momento de libertad, no podía evitar sonreír, pues cada uno de mis estornudos me recordaba a que en ese momento mis amigos estaba igual que yo y que por dos minutos me había permitido olvidarme de mi situación familiar, de que al día siguiente la realidad volvería a llamar a mi puerta, y de otros pequeños problemas como que en ese momento mi teléfono móvil estaba muriendo por inundación.

El móvil por supuesto puede cambiarse, pero cuando un familiar se marcha es un punto de no retorno en la vida de todas las personas que le querían. ¿Fui por tanto egoísta por permitirme olvidarme de lo que estaba ocurriendo, de cual era realmente la situación en la que me encontraba, y de que tenía mejores cosas que hacer que dar vueltas bajo aquel chorro de agua? Pues posiblemente hay gente que piense así, pero después de varias consideraciones yo creo que aquel chorro de agua, el chorro que me liberó de mis preocupaciones, fue la recompensa por la preocupación constante a la que nos vemos en cierto modo obligados a soportar, y que el resfriado fue la advertencia de que si bien es bueno pasarlo bien y tener momentos de distensión, nunca debemos olvidarnos de que nuestro deber es mantenernos al lado de nuestras obligaciones. En el equilibro está la respuesta.

Por que en el fondo, son esos pequeños momentos lo que hacen que nuestra vida tenga sentido, y es el dolor el que hace que disfrutemos de la felicidad. Que la tristeza y las preocupaciones que se nos pegan a la piel son las que hacen que tenga sentido que de vez en cuando nos las limpiemos bajo ese chorro de libertad fresca, y que son esos momentos de libertad los que hace que sintamos tristeza y añoranza cuando un ser querido se va. Por que al final, por muchos momentos de no entendimientos que hayamos podido tener con esa persona, los que prevalecen en nuestros recuerdos son los abrazos que nos hemos dado cuando podíamos hacerlo. Por que ver unas escasas horas a tus amigos durante el fin de semana es lo que da sentido a no poder verlos durante cinco días de trabajo. Por que es la promesa de un futuro mejor el que te ayuda a pasar las horas entre apuntes y tazas de café ya vacías, y por que pasar tres días con unas personas que te van a aportar más que mucha gente que ves a diario es lo que te empuja a hacer un viaje a través de cuatro provincias por una carretera eterna.

Por todo esto, yo nunca he sido partidario del Carpe Diem, por que vivir el momento sin consecuencias pierde todo su sentido, por que si ese momento no es la consecuencia de los momentos previos nunca será un momento realmente valioso. Por eso a mi me gusta decir: no vivas hoy el momento como si no hubiese mañana, aprende a vivir hoy como si mañana fuese tu momento.
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Carpe Diem, propuesta de Victormo. Empty Re: Carpe Diem, propuesta de Victormo.

Mensaje  Eledhwen Miér Abr 30, 2008 1:51 pm

Du escribió:EN EL AEROPUERTO


Fui a recoger a mi novio al aeropuerto. Después de sólo dos días sin verlo, mi corazón, mi alma lo echaba de menos. Me sentía incompleta. Me faltaba mi mitad.
Salí pronto de casa, la impaciencia pudo conmigo. Necesitaba verlo, besarlo, abrazarlo para volver a estar completa.
Llegué con bastante tiempo de antelación, miré el panel buscando su vuelo y me dirigí a la puerta de espera. Allí había muchas personas; la mayoría reflejaba en sus caras la misma impaciencia que yo sentía. Pensé que muchos de ellos llevarían mucho más tiempo que yo sin ver a sus seres queridos.
Empezaron a salir pasajeros. Mi novio me había llamado para decirme que todavía no habían salido sus maletas, me tocaba esperar otro rato, así que comencé a observar todo lo que ocurría a mi alrededor.

Una señora mayor y un niño de unos cuatro años, que ya estaban esperando ansiosos cuando yo llegué al aeropuerto, corrieron a abrazarse con la que supuse que era la hija de la señora mayor, que iba con otro niño de unos 12 años. Éste cogió a su hermanito, el niño de cuatro años, en brazos y se puso a llorar de alegría. Qué escena más bonita. ¿Y si tuviera el poder de cambiarme por ellos sólo unas décimas de segundo, en este preciso instante?

Dos ancianas salían con cara de despistadas de la zona de viajeros, muy nerviosas. Al ver a un señor mayor que los esperaba detrás de la valla, corrieron a su encuentro y se abrazaron y se besaron durante unos minutos, llorando sin parar. Qué escena tan preciosa.

Un chico que miraba el reloj compulsivamente levantó la mirada y se cruzó con la sonrisa de su novia, que dejó la maleta tirada en el suelo y se dirigió hacia él con los brazos abiertos. El chico se quedó inmóvil, inexpresivo, hasta que ella llegó a donde estaba y le dio un abrazo y un beso apasionado, como los de las películas. Se cogieron de la mano y se fueron hacia la salida mirándose, sin hablar, sin poder quitarse la sonrisa de la cara. Quiero ser ellos, sólo un instante.

Mi empatía estaba llegando a tales extremos que una lágrima de emoción recorrió mi mejilla. Al girarme, ví que mi novio ya se acercaba hacia mí, y corrí a abrazarle.

Cómo te echado de menos! –dije
Pero si sólo han sido dos días! – dijo él, mirándome divertido. Yo bajé la mirada, avergonzada, pero él puso la mano en mi barbilla y me levantó la cara hasta que nuestras miradas se volvieron a cruzar- ven aquí, preciosa, que yo también te he echado mucho de menos.

En ese momento sólo quería seguir teniendo esa sensación toda mi vida. Ya estaba completa de nuevo.

De camino a casa reflexionaba sobre la vida: sólo por estos momentos tan fugaces que para muchas personas, desgraciadamente, eran imperceptibles, ya merecía la pena vivir. Disfruta, saborea estos momentos al máximo, pensé. Deja que te invadan, que te llenen. Olvida todo lo demás: el trabajo, la rutina, los problemas…. Estos pequeños momentos, sumados unos a otros, tienen nombre propio: Felicidad.
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