Literatura Medieval
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Literatura Medieval
Literatura Medieval
Se denomina literatura medieval a todos aquellos trabajos escritos principalmente en Europa durante la Edad Media, es decir, durante los aproximadamente mil años transcurridos desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta los inicios del Renacimiento a finales del siglo XV. La literatura de este tiempo estaba compuesta básicamente de escritos religiosos amplio y complejo, que abarca desde los escritos más sagrados, hasta los más profanos. A causa de la gran amplitud espacial y temporal de este período se hace difícil hablar de la literatura medieval en términos generales sin caer en simplificaciones. Por ello, es más adecuado caracterizar las obras literarias por su lugar de origen, su lenguaje o su género.
Su anonimato. Una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura medieval son anónimas. Esto no es debido únicamente a la falta de documentos de este período, sino también a que el papel que jugaban los autores en aquella época difiere considerablemente de la interpretación romántica del término en la actualidad. Los autores medievales estaban sometidos a menudo a los escritores clásicos y a los Padres de la Iglesia Católica, y tendían a re-escribir historias, que habían oído o leído, de forma embellecida, más que a crear historias nuevas. E incluso cuando creaban una nueva historia no suele quedar claro quien era el autor, ya que atribuían ciertas ideas a otros libros de otros autores. Esto hace que el nombre de los autores individuales sea poco o nada importante y por ello, los grandes trabajos de la época nunca son atribuidos a una persona en concreto.
Literatura Religiosa. Los trabajos relacionados con la teología fueron el tipo de literatura dominante a lo largo de la Edad Media; el clero católico era el centro intelectual de la sociedad en esta época, razón por la que su producción literaria fue, con diferencia, la más productiva.
Numerosos himnos de esta época han sobrevivido al paso del tiempo, tanto litúrgicos como paralitúrgicos. La liturgia en sí misma no estaba establecida y numerosos misales competían y alegaban concepciones individuales de la misa. Ciertos estudiosos religiosos como Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino y Pierre Abélard escribieron largos tratados sobre teología y filosofía, tratando de reconciliar las enseñanzas de los autores griegos y paganos romanos con las doctrinas de la Iglesia Católica. Las hagiografías, o las vidas de los Santos, también fueron escritas principalmente durante este período, a modo de estímulo para el devoto y de advertencia para el resto.
Los caballos con cabeza de león, Apocalipsis de Saint-Sever.La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine alcanzó tal popularidad que, en su tiempo, fue probablemente leído más a menudo que la Biblia. San Francisco de Asís fue otro prolífico poeta y los seguidores de su orden, los franciscanos, solían escribir poemas como una expresión de su piedad. Las obras Dies Irae (Día de la Ira) y Stabat Mater (Estaba la Madre) son probablemente dos de los mejores poemas latinos en materia de religión. La poesía goliárdica (estrofas de cuatro líneas de versos satíricos) fue una forma de arte utilizada por algunos clérigos para expresar su desacuerdo en algún tema. El único escrito religioso ampliamente extendido y no escrito por clérigos fueron los juegos misteriosos: perdiendo con el tiempo promulgaciones simples del tableaux de una escena bíblica sola, cada auto religioso se convirtió en la expresión de su pueblo de los acontecimientos cruciales en la Biblia. El texto de estas obras teatrales normalmente era controlado por las cofradías locales, y los autos religiosos eran llevados a cabo regularmente en días festivos determinados, a menudo durando todo el día y parte de la noche.
Durante la Edad Media, la población judía residente en Europa también produjo un cierto número de escritores destacados. Maimónides, nacido en Córdoba (España), y Rashi, nacido en Troyes (Francia), son dos de los más conocidos y que más influencia tuvieron de entre los autores judíos.
Literatura Profana. La literatura laica en este período no fue tan productiva como la literatura religiosa, pero gran parte del material ha sobrevivido y poseemos hoy una gran cantidad de obras de la época, crítica con la corrupción del clero.
El tema del amor cortés cobró importancia en el siglo XI, especialmente en las lenguas romances, principalmente el francés, el español, el provenzal, el gallego y el catalán, y en las lenguas griegas, dónde los cantantes ambulantes — los trovadores — se ganaban la vida con sus canciones. Los escritos de los trovadores suelen ir asociados al anhelo no correspondido, pero no siempre es así, como se puede ver en la Alborada. En Alemania, el Minnesänger continuó la tradición de los trovadores.
Manuscrito del Cantar de los nibelungos (v. 1220).Además de los poemas épicos típicos de la tradición alemana, como el Beowulf o el Cantar de los nibelungos, otros poemas épicos incluidos dentro de los cantares de gesta como el Cantar de Rolando y el Digenis Acritas, que tratan sobre la Materia de Francia y las canciones acríticas respectivamente, y los amoríos corteses a la manera de la cortesía romance, que tratan sobre la Materia de Bretaña y la Materia de Roma, lograron alcanzar una gran popularidad. El romance cortés no se distingue únicamente de los cantares de gesta por los temas tratados, sino también por su énfasis en el amor y en el código de honor de la caballería, en lugar de centrarse en acciones de guerra.
También se pueden encontrar en este período poesías políticas, especialmente a finales de la Edad Media, escritas tanto por clérigos como por escritores laicos, que utilizaban la forma del goliárdico. La literatura de viaje también fue muy popular en esta época, cuyos escritos entretenían a la sociedad con historias de fabulosas tierras (si no embellecidas, muchas veces falsas) más allá de las fronteras que la mayoría de las personas nunca habían cruzado. Cabe destacar la importancia de los peregrinajes en esa época, especialmente el de Santiago de Compostela, fuente de fábulas e historias influidas por la prominencia de los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.
Litertura escrita por mujeres. Aunque las mujeres en el período medieval no se encontraran en igualdad de condiciones con los hombres (de hecho, abundaban los folletos misóginos, aunque muchas sectas, como los cátaros, ofrecían derechos y un estatus mayor a la mujer), algunas mujeres fueron capaces de utilizar su habilidad con la palabra escrita para ganar renombre. La escritura religiosa fue la opción más fácil para ellas — las mujeres que eran posteriormente canonizadas como santas solían haber publicado sus reflexiones, sus revelaciones y sus oraciones. La mayor parte de los conocimientos actuales acerca de las mujeres en la Edad Media han sido adquiridos a través de los trabajos llevados a cabo por monjas como Clara de Asís, Brígida de Suecia y Catalina de Siena.
Sin embargo, las perspectivas religiosas de las mujeres fueron frecuentemente tachadas de poco ortodoxas por el poder establecido, y las experiencias místicas de autoras como Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen nos dan una visión de una de las experiencias medievales menos confortables para las instituciones que gobernaron Europa en esa época. Las mujeres también escribieron algunos textos influyentes entre los escritos laicos — las reflexiones en el amor cortés y en la sociedad por Marie de France y Christine de Pizan continúan siendo estudiadas por sus avanzados puntos de vista de la sociedad medieval.
Literatura Notable de este Período.
1.- Cantar de Roldán, autor francés anónimo. Su anonimato. Una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura medieval son anónimas. Esto no es debido únicamente a la falta de documentos de este período, sino también a que el papel que jugaban los autores en aquella época difiere considerablemente de la interpretación romántica del término en la actualidad. Los autores medievales estaban sometidos a menudo a los escritores clásicos y a los Padres de la Iglesia Católica, y tendían a re-escribir historias, que habían oído o leído, de forma embellecida, más que a crear historias nuevas. E incluso cuando creaban una nueva historia no suele quedar claro quien era el autor, ya que atribuían ciertas ideas a otros libros de otros autores. Esto hace que el nombre de los autores individuales sea poco o nada importante y por ello, los grandes trabajos de la época nunca son atribuidos a una persona en concreto.
Literatura Religiosa. Los trabajos relacionados con la teología fueron el tipo de literatura dominante a lo largo de la Edad Media; el clero católico era el centro intelectual de la sociedad en esta época, razón por la que su producción literaria fue, con diferencia, la más productiva.
Numerosos himnos de esta época han sobrevivido al paso del tiempo, tanto litúrgicos como paralitúrgicos. La liturgia en sí misma no estaba establecida y numerosos misales competían y alegaban concepciones individuales de la misa. Ciertos estudiosos religiosos como Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino y Pierre Abélard escribieron largos tratados sobre teología y filosofía, tratando de reconciliar las enseñanzas de los autores griegos y paganos romanos con las doctrinas de la Iglesia Católica. Las hagiografías, o las vidas de los Santos, también fueron escritas principalmente durante este período, a modo de estímulo para el devoto y de advertencia para el resto.
Los caballos con cabeza de león, Apocalipsis de Saint-Sever.La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine alcanzó tal popularidad que, en su tiempo, fue probablemente leído más a menudo que la Biblia. San Francisco de Asís fue otro prolífico poeta y los seguidores de su orden, los franciscanos, solían escribir poemas como una expresión de su piedad. Las obras Dies Irae (Día de la Ira) y Stabat Mater (Estaba la Madre) son probablemente dos de los mejores poemas latinos en materia de religión. La poesía goliárdica (estrofas de cuatro líneas de versos satíricos) fue una forma de arte utilizada por algunos clérigos para expresar su desacuerdo en algún tema. El único escrito religioso ampliamente extendido y no escrito por clérigos fueron los juegos misteriosos: perdiendo con el tiempo promulgaciones simples del tableaux de una escena bíblica sola, cada auto religioso se convirtió en la expresión de su pueblo de los acontecimientos cruciales en la Biblia. El texto de estas obras teatrales normalmente era controlado por las cofradías locales, y los autos religiosos eran llevados a cabo regularmente en días festivos determinados, a menudo durando todo el día y parte de la noche.
Durante la Edad Media, la población judía residente en Europa también produjo un cierto número de escritores destacados. Maimónides, nacido en Córdoba (España), y Rashi, nacido en Troyes (Francia), son dos de los más conocidos y que más influencia tuvieron de entre los autores judíos.
Literatura Profana. La literatura laica en este período no fue tan productiva como la literatura religiosa, pero gran parte del material ha sobrevivido y poseemos hoy una gran cantidad de obras de la época, crítica con la corrupción del clero.
El tema del amor cortés cobró importancia en el siglo XI, especialmente en las lenguas romances, principalmente el francés, el español, el provenzal, el gallego y el catalán, y en las lenguas griegas, dónde los cantantes ambulantes — los trovadores — se ganaban la vida con sus canciones. Los escritos de los trovadores suelen ir asociados al anhelo no correspondido, pero no siempre es así, como se puede ver en la Alborada. En Alemania, el Minnesänger continuó la tradición de los trovadores.
Manuscrito del Cantar de los nibelungos (v. 1220).Además de los poemas épicos típicos de la tradición alemana, como el Beowulf o el Cantar de los nibelungos, otros poemas épicos incluidos dentro de los cantares de gesta como el Cantar de Rolando y el Digenis Acritas, que tratan sobre la Materia de Francia y las canciones acríticas respectivamente, y los amoríos corteses a la manera de la cortesía romance, que tratan sobre la Materia de Bretaña y la Materia de Roma, lograron alcanzar una gran popularidad. El romance cortés no se distingue únicamente de los cantares de gesta por los temas tratados, sino también por su énfasis en el amor y en el código de honor de la caballería, en lugar de centrarse en acciones de guerra.
También se pueden encontrar en este período poesías políticas, especialmente a finales de la Edad Media, escritas tanto por clérigos como por escritores laicos, que utilizaban la forma del goliárdico. La literatura de viaje también fue muy popular en esta época, cuyos escritos entretenían a la sociedad con historias de fabulosas tierras (si no embellecidas, muchas veces falsas) más allá de las fronteras que la mayoría de las personas nunca habían cruzado. Cabe destacar la importancia de los peregrinajes en esa época, especialmente el de Santiago de Compostela, fuente de fábulas e historias influidas por la prominencia de los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.
Litertura escrita por mujeres. Aunque las mujeres en el período medieval no se encontraran en igualdad de condiciones con los hombres (de hecho, abundaban los folletos misóginos, aunque muchas sectas, como los cátaros, ofrecían derechos y un estatus mayor a la mujer), algunas mujeres fueron capaces de utilizar su habilidad con la palabra escrita para ganar renombre. La escritura religiosa fue la opción más fácil para ellas — las mujeres que eran posteriormente canonizadas como santas solían haber publicado sus reflexiones, sus revelaciones y sus oraciones. La mayor parte de los conocimientos actuales acerca de las mujeres en la Edad Media han sido adquiridos a través de los trabajos llevados a cabo por monjas como Clara de Asís, Brígida de Suecia y Catalina de Siena.
Sin embargo, las perspectivas religiosas de las mujeres fueron frecuentemente tachadas de poco ortodoxas por el poder establecido, y las experiencias místicas de autoras como Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen nos dan una visión de una de las experiencias medievales menos confortables para las instituciones que gobernaron Europa en esa época. Las mujeres también escribieron algunos textos influyentes entre los escritos laicos — las reflexiones en el amor cortés y en la sociedad por Marie de France y Christine de Pizan continúan siendo estudiadas por sus avanzados puntos de vista de la sociedad medieval.
Literatura Notable de este Período.
2.- Cantar de mio Cid, autor anónimo.
3.- Cantigas de Santa María, Alfonso X el Sabio.
4.- El Libro de Buen Amor, Juan Ruiz.
5.- Cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer.
6.- Decamerón, Giovanni Boccaccio.
7.- La divina comedia, Dante Alighieri.
8.- Los viajes de Marco Polo, Marco Polo.
Nota: espero que les guste la literatura medieval, es muy interesante esta etapa, aunque, muy pesada, pero, muy bella. Saludos a todos los compañeros.
Mar
mar- Cantidad de envíos : 7
Edad : 53
Fecha de inscripción : 19/04/2010
Re: Literatura Medieval
Pues no sé si gustar es la palabra mar, porque como bien dices es algo pesada, pero sí es cierto que he leído algunas cosas que me han gustado bastante. En fin, sin duda un gran aporte
Hola Eledhwen
Hola Eledhwen:
Tienes razón, no es la palabra "gustar" para decirles que lean el texto de la literatura medieval, aunque, es una época muy difícil donde necesitaban de muchas cosas, al igaul, que muchas prohibiciones, en ese entonces, creo que era muy difícil la vida, aunque, diferente a la nuestra por varias causas. Les daré algunas curiosidades de esta Época Medieval:
* En la Edad Media , no existían, cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. Las heces y orinas humanas eran tiradas por la ventana del palacio.
* En un día de fiesta, la cocina del palacio era capaz de preparar un banquete para 1500 personas sin la más mínima higiene.
* En las películas a la gente siendo abanicada. La explicación no esta en el calor, sino en el mal olor que exhalaban las personas por debajo de los vestidos (eran hechas a propósito para contener los olores de las partes íntimas porque no se lavaban).
* Tampoco había costumbre de bañarse por la falta de calor en las habitaciones y de agua corriente. Así el mal olor era disipado por el abanico.
* Pero solo los nobles tenían lacayos que hacían esta labor. Además de disipar el aire también espantaban insectos que se acumulaban a su alrededor.
* En la Edad Media la mayoría de las bodas se celebraba en el mes de junio, al comienzo del verano.
* La razón era sencilla: el primer baño del año era tomado en mayo, así, en junio, el olor de las personas aun era tolerable. Asimismo, como algunos olores ya empezaban a ser molestos, las novias llevaban ramos de flores, al lado de su cuerpo en los carruajes para disfrazar el mal olor. Así nace mayo como mes de las novias y la tradición del ramo de novia.
* Los baños eran tomados en una bañera enorme llena de agua caliente. El padre de la familia era el primero en tomarlo, luego los otros hombres de la casa por orden de edad y después las mujeres, también en orden de edad. Al final los niños, y los bebes los últimos.
* Cuando se llegaba a ellos ya se podía perder un bebe dentro del agua de lo sucia que podía estar.
* Los tejados de las casas no tenían bajo tejado y en las vigas de madera se criaban animales, gatos perros, ratas y otros bichos. Cuando llovía las goteras forzaban a los animales a bajar. De esto nació la expresión llueven perros y gatos típica anglosajona.
* Los más ricos tenían platos de estaño. Ciertos alimentos oxidaban el material y hacia que mucha gente muriese envenenada que, unida a la falta de higiene de la época se hacia muy frecuente. Los tomates, que eran ácidos y provocaban este efecto fueron considerados tóxicos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo donde, al contacto con whisky o cerveza hacia que la gente entrara en un estado narcolépsico producido tanto por la bebida como por el estaño.
* Alguien que pasase por la calle y viese a alguien en este estado podía pensar que estaba muerto y ya preparaban el entierro. El cuerpo era colocado sobre la mesa de la cocina durante algunos días y pasaba con la familia mientras ellos comían y bebían esperando que volviese en si o no. De esta acción surgió el velatorio que hoy se hace junto al cadáver.
* Los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos. Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver. Los huesos eran retirados a un osario. A veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, había sido enterrado vivo.
* En esta época surgió la idea de, al cerrar el ataúd, agarrar a la muñeca del difunto un hilo pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra. Si el individuo estaba vivo solo tenia que tirar del hilo y sonaría la campanilla y seria desenterrado ya que una persona estaba al lado del ataúd durante unos días. De esta acción surge la expresión Salvados por la campana que usamos hoy día.
* En la Edad Media , no existían, cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. Las heces y orinas humanas eran tiradas por la ventana del palacio.
* En un día de fiesta, la cocina del palacio era capaz de preparar un banquete para 1500 personas sin la más mínima higiene.
* En las películas a la gente siendo abanicada. La explicación no esta en el calor, sino en el mal olor que exhalaban las personas por debajo de los vestidos (eran hechas a propósito para contener los olores de las partes íntimas porque no se lavaban).
* Tampoco había costumbre de bañarse por la falta de calor en las habitaciones y de agua corriente. Así el mal olor era disipado por el abanico.
* Pero solo los nobles tenían lacayos que hacían esta labor. Además de disipar el aire también espantaban insectos que se acumulaban a su alrededor.
* En la Edad Media la mayoría de las bodas se celebraba en el mes de junio, al comienzo del verano.
* La razón era sencilla: el primer baño del año era tomado en mayo, así, en junio, el olor de las personas aun era tolerable. Asimismo, como algunos olores ya empezaban a ser molestos, las novias llevaban ramos de flores, al lado de su cuerpo en los carruajes para disfrazar el mal olor. Así nace mayo como mes de las novias y la tradición del ramo de novia.
* Los baños eran tomados en una bañera enorme llena de agua caliente. El padre de la familia era el primero en tomarlo, luego los otros hombres de la casa por orden de edad y después las mujeres, también en orden de edad. Al final los niños, y los bebes los últimos.
* Cuando se llegaba a ellos ya se podía perder un bebe dentro del agua de lo sucia que podía estar.
* Los tejados de las casas no tenían bajo tejado y en las vigas de madera se criaban animales, gatos perros, ratas y otros bichos. Cuando llovía las goteras forzaban a los animales a bajar. De esto nació la expresión llueven perros y gatos típica anglosajona.
* Los más ricos tenían platos de estaño. Ciertos alimentos oxidaban el material y hacia que mucha gente muriese envenenada que, unida a la falta de higiene de la época se hacia muy frecuente. Los tomates, que eran ácidos y provocaban este efecto fueron considerados tóxicos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo donde, al contacto con whisky o cerveza hacia que la gente entrara en un estado narcolépsico producido tanto por la bebida como por el estaño.
* Alguien que pasase por la calle y viese a alguien en este estado podía pensar que estaba muerto y ya preparaban el entierro. El cuerpo era colocado sobre la mesa de la cocina durante algunos días y pasaba con la familia mientras ellos comían y bebían esperando que volviese en si o no. De esta acción surgió el velatorio que hoy se hace junto al cadáver.
* Los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos. Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver. Los huesos eran retirados a un osario. A veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, había sido enterrado vivo.
* En esta época surgió la idea de, al cerrar el ataúd, agarrar a la muñeca del difunto un hilo pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra. Si el individuo estaba vivo solo tenia que tirar del hilo y sonaría la campanilla y seria desenterrado ya que una persona estaba al lado del ataúd durante unos días. De esta acción surge la expresión Salvados por la campana que usamos hoy día.
mar- Cantidad de envíos : 7
Edad : 53
Fecha de inscripción : 19/04/2010
Re: Literatura Medieval
Me parece muy interesante lo que cuentas, mar. De dónde has sacado esta información? Es de algún libro o has ido recopilando curiosidades tú misma?
Y en cuanto a la Literatura Medieval nunca me ha llamado mucho la atención, pero alguna vez supongo que le daré una oportunidad.
Y en cuanto a la Literatura Medieval nunca me ha llamado mucho la atención, pero alguna vez supongo que le daré una oportunidad.
Du- Westley (Buttercup, supongo que nunca has sido la más brillante)
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Edad : 46
Fecha de inscripción : 28/02/2008
Re: Literatura Medieval
Interesantísimo este post!!!
Yo creo que nunca probé con la literatura medieval, pero no la descarto.
Yo creo que nunca probé con la literatura medieval, pero no la descarto.
Vanexa Lane- Paloma (no tema, Renée, no me suicidaré)
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Edad : 35
Fecha de inscripción : 28/02/2008
Re: Literatura Medieval
Vaya curiosidades más curiosas!! Muy buen Post!!
Belenos- Gabo ( cien años no son nada...)
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Edad : 41
Fecha de inscripción : 28/02/2008
Gracias a Du, Vanexa Lane y Belenos
Hola a Du, Vanexa Lane y Belenos:
Saludos a los compañeros y espero que les interese el post que dejo. Cuidense.
Mar
Du:
Gracias por tu comentario, sabes, yo estudié literatura y una de mis materias de la universidad fue Literaura Medieval, se que es muy pesada esta época, al igual, que sus texto y por supuesto que tuve que leer novelas de esa época, al igual, que crítica literaria y buscar información sobre esa etapa, más aparte lo que yo investigara o que me contarán por ahi, por eso compartí esta información a ustedes, porque, me llegó a care a mis manos.
Vanexa Lane:
Gracias por el comentario y por supuesto que estoy de acuerdo contigo, por ser una literatura difícil, aunque, tiene cosas interesantes. Me dió gusto que te haya agradado.
Belenos:
Gracias por tus comentarios y por supuesto que a muchos de nosostros nos nos agrararía leer, pero, que bueno que se te hizp interesante.
De todos modos dejo otra aportación de está época, que también es interesante y que hasta hoy todavía sigue viviendo y que verán que esto es muy antiguo, es osbre la protitución, sabrán que desde esa época ya se veía a las mujeres vendiendo su cuerpo.
Gracias por tu comentario, sabes, yo estudié literatura y una de mis materias de la universidad fue Literaura Medieval, se que es muy pesada esta época, al igual, que sus texto y por supuesto que tuve que leer novelas de esa época, al igual, que crítica literaria y buscar información sobre esa etapa, más aparte lo que yo investigara o que me contarán por ahi, por eso compartí esta información a ustedes, porque, me llegó a care a mis manos.
Vanexa Lane:
Gracias por el comentario y por supuesto que estoy de acuerdo contigo, por ser una literatura difícil, aunque, tiene cosas interesantes. Me dió gusto que te haya agradado.
Belenos:
Gracias por tus comentarios y por supuesto que a muchos de nosostros nos nos agrararía leer, pero, que bueno que se te hizp interesante.
De todos modos dejo otra aportación de está época, que también es interesante y que hasta hoy todavía sigue viviendo y que verán que esto es muy antiguo, es osbre la protitución, sabrán que desde esa época ya se veía a las mujeres vendiendo su cuerpo.
PROSTITUCIÓN EN EL SIGLO XVI
No es fácil establecer en qué momento los monarcas de la Europa occidental procedieron a reglamentar la prostitución, si bien es cierto que en el transcurso del siglo XIV se inició en algunas ciudades europeas la segregación de las mujeres públicas o mundarias, a las cuales los poderes municipales asignaron un espacio acotado en el recinto urbano, toda vez que habían fracasado en muchos lugares los intentos de expulsarlas de las ciudades. En las ciudades y villas castellanas ésto no ocurriría hasta los primeros años del siglo XVI.
Los abusos que cometía el padre de la mancebía con las mujeres bajo su control generaba tensiones que el poder municipal procuró suavizar reglamentando la existencia de las pupilas de la mancebía a través de ordenanzas que regulaban los alquileres que debían pagar por la habitación o botica (1) que ocupaban, los enseres que debían tener las boticas, la periodicidad del lavado de sábanas, el precio y calidad de los alimentos que les proporcionaba el padre de la mancebía, las tasas por el alquiler de la ropa que usaban para trabajar, así como los precios que debían abonar por la colada cuando daban su ropa a lavar; también para atajar el endeudamiento casi crónico que padecían, las autoridades concejiles tuvieron que poner límite a las cantidades en metálico que el padre de la mancebía les podía adelantar. El 2 de noviembre de 1538, el regimiento de la ciudad de Granada promulgaba una Ordenanza del Padre de la Mancebía, sancionada unos meses después por el emperador Carlos V, con aplicación general en todas las ciudades, villas y lugares de Castilla y Aragón. Posteriormente en el año 1553, se promulgaron en Sevilla unas ordenanzas sobre la mancebía hispalense, que se mantuvieron vigentes durante el reinado de Felipe II y que se aplicaron con carácter general en todas las mancebías existentes en España.
La regulación legal de la putería sevillana
El gobierno municipal sobre la Mancebía se materializaba en un conjunto normativo específico, el de las Ordenanzas. En el caso hispalense, como hemos dicho, éstas no aparecieron como tales, como una serie de decisiones específicas y ordenadas, hasta 1553. Ello no quiere decir que no existiese con anterioridad un norma de funcionamiento; por el contrario, en sus mismos orígenes la Mancebía estuvo sometida a ordenamientos, desde los de Alfonso XI cuando menos. Durante el siglo XV, los acuerdos capitulares tenían la fuerza legal sobre el funcionamiento del burdel, ocupándose de los aspectos más urgentes del meretricio: exclusividad de la Mancebía, prohibición de rufianes, veto a los hombres casados, vestimenta de las rameras...
La regulación de la Mancebía de Carmona en 1501: un símil de la de Sevilla
Un ejemplo de estos primitivos preceptos lo tenemos en el caso de la ciudad de Carmona. Es muy probable que cuando esta localidad decidió en 1501 redactar una normativa mínima sobre las Mancebías, se inspirase en el ejemplo sevillano, con lo que podemos así compensar la falta de documentación hispalense durante la primera mitad del siglo XVI. 1501 es el año en que el concejo de Carmona decide hacerce cargo del lenocinio público, adquiriendo varios mesones y sacándolos a subasta; es entonces cuando establece unas pautas de actuación que equivalen a una pequeña ordenanza:
1º. Las prostitutas debían residir y ejercer exclusivamente en la Mancebía.
2º. Sólo podían acudir a ella los forasteros y los mozos solteros de la villa
3º. Estaba prohibido dentro del recinto establecer tabernas y jugar a juegos de azar
4º. Las mujeres no deberían trabajar los domingos y fiestas de guardar después de que tocasen misa mayor en la iglesia de San Pedro.
5º. El mesonero podía contratar a un hombre armado que vigilase la puerta.
6º. Las mujeres debían recibir del mesonero la ropa de cama necesaria para su trabajo.
7º. Cada mujer debía pagar al mesonero dieciséis maravedís diarios, en concepto de alojamiento y uso de platos y escudillas.
A partir del espectacular crecimiento de la ciudad y de la propia prostitución en el siglo XVI, esas viejas normas ya no bastaban para contener el torrente de problemas que una actividad como la prostibularia podía acarrear.
Es muy probable que Sevilla se guiase durante un tiempo por las Ordenanzas de la mancebía de Granada, otorgadas por el Rey el 2 de agosto de 1539. En ellas ya se recogían, de forma ordenada e independizada, los principales asuntos que recogerán en adelante las Ordenanzas sevillanas: determinación de los deberes de los padres, regulación de sus relaciones con las mujeres, establecimiento de la forma de vida de éstas y afirmación del control municipal sobre el negocio.
La regulación del Concejo sevillano de 1553
Sin duda, las diferentes circunstancias concurrentes en Granada y en Sevilla movieron a las autoridades del Guadalquivir a redactar su propia normativa en materia de lenocinio. El 7 de mayo de 1553 fueron aprobadas las primeras ordenanzas formales dedicadas a regular el funcionamiento de la putería. Si bien de tales ordenanzas nada se ha conservado entre la documentación municipal sevillana, por fortuna se dispone de una copia de ellas en el archivo municipal de Ronda, puesto que en esta ciudad malagueña fueron adoptados los mismos preceptos prostibularios de Sevilla; gracias a la publicación de la copia rondeña por María Teresa López Beltran se puede realizar una aproximación al contenido de estas normas, que luego reproducimos integramente.
Un primer bloque temático lo componen una serie de indicaciones referentes a los padres de la Mancebía. Éstos, encargados por los propietarios de las casas o boticas (1)de velar por el buen desarrollo del negocio, eran también los responsables ante el Concejo del buen orden interior del burdel. Si bien eran los propietarios los que los nombraban, debían obtener una confirmación formal por parte del Ayuntamiento, jurando cada uno "que guardará y terná los capítulos que de suso serán contenidos y declarados, so las penas que en ellos se contienen". Esos capítulos determinaban, por ejemplo, la ropa de cama que los padres debían facilitar a cada mujer, pagándoles ésta un real diario por ello. A fin de evitar una explotación excesiva de las prostitutas por parte de los padres, éstos tenían terminantemente prohibido hacer cualquier tipo de préstamo que pudiese impedir a las mancebas abandonar en un momento dado su oficio; asimismo, debían comprobar, antes de aceptar a una nueva trabajadora, que no tenía sobre sí ninguna deuda en la Mancebía de procedencia.
Un segundo bloque temático lo conforman las prescripciones sobre las propias rameras. Antes de incorporarse a la Mancebía, debían presentarse ante la comisión municipal; ésta comprobaría que reunía los requisitos necesarios: no ser natural de la propia Sevilla, ni tener en la ciudad familia alguna; no ser casada, ni negra, ni mulata. Una vez incorporadas a sus boticas, deberían observar una determinada conducta: no ejercer sus menesteres fuera de la Mancebía; descansar obligatoriamente, en pro de la salvación de sus almas, en determinadas fiestas religiosas; llevar, siempre que saliesen por las calles, "mantillas amarillas cortas sobre las sayas que trageren y no otra cobertera alguna".Este ordenamiento se completa con una serie de dvertencias tendentes a evitar las pendencias y a asegurar el control exclusivo del burdel por parte del Concejo. Por ejemplo, prohibiendo taxativamente que se estableciese en el recinto ningún mesón ni taberna, o también el que las mujeres mantuviesen a rufianes, y mucho menos el que éstos fuesen (como, por otra parte, solía ser habitual, según reconocen las propias ordenanzas) alguaciles o empleados de la justicia.
La normativa sevillana debió hacerse desde pronto muy conocida entre otras ciudades castellanas, hasta el punto de que en 1570 Felipe II decidió hacerlas extensivas para todas las mancebías del reino, promulgando así la primera reglamentación nacional sobre la prostitución. Durante cincuenta años, éste sería el sistema de gestión y control por el que se guiaría la prostitución sevillana. Veamos el texto íntegro de la Ordenanza y que cada cual saque sus conclusiones.
Los abusos que cometía el padre de la mancebía con las mujeres bajo su control generaba tensiones que el poder municipal procuró suavizar reglamentando la existencia de las pupilas de la mancebía a través de ordenanzas que regulaban los alquileres que debían pagar por la habitación o botica (1) que ocupaban, los enseres que debían tener las boticas, la periodicidad del lavado de sábanas, el precio y calidad de los alimentos que les proporcionaba el padre de la mancebía, las tasas por el alquiler de la ropa que usaban para trabajar, así como los precios que debían abonar por la colada cuando daban su ropa a lavar; también para atajar el endeudamiento casi crónico que padecían, las autoridades concejiles tuvieron que poner límite a las cantidades en metálico que el padre de la mancebía les podía adelantar. El 2 de noviembre de 1538, el regimiento de la ciudad de Granada promulgaba una Ordenanza del Padre de la Mancebía, sancionada unos meses después por el emperador Carlos V, con aplicación general en todas las ciudades, villas y lugares de Castilla y Aragón. Posteriormente en el año 1553, se promulgaron en Sevilla unas ordenanzas sobre la mancebía hispalense, que se mantuvieron vigentes durante el reinado de Felipe II y que se aplicaron con carácter general en todas las mancebías existentes en España.
La regulación legal de la putería sevillana
El gobierno municipal sobre la Mancebía se materializaba en un conjunto normativo específico, el de las Ordenanzas. En el caso hispalense, como hemos dicho, éstas no aparecieron como tales, como una serie de decisiones específicas y ordenadas, hasta 1553. Ello no quiere decir que no existiese con anterioridad un norma de funcionamiento; por el contrario, en sus mismos orígenes la Mancebía estuvo sometida a ordenamientos, desde los de Alfonso XI cuando menos. Durante el siglo XV, los acuerdos capitulares tenían la fuerza legal sobre el funcionamiento del burdel, ocupándose de los aspectos más urgentes del meretricio: exclusividad de la Mancebía, prohibición de rufianes, veto a los hombres casados, vestimenta de las rameras...
La regulación de la Mancebía de Carmona en 1501: un símil de la de Sevilla
Un ejemplo de estos primitivos preceptos lo tenemos en el caso de la ciudad de Carmona. Es muy probable que cuando esta localidad decidió en 1501 redactar una normativa mínima sobre las Mancebías, se inspirase en el ejemplo sevillano, con lo que podemos así compensar la falta de documentación hispalense durante la primera mitad del siglo XVI. 1501 es el año en que el concejo de Carmona decide hacerce cargo del lenocinio público, adquiriendo varios mesones y sacándolos a subasta; es entonces cuando establece unas pautas de actuación que equivalen a una pequeña ordenanza:
1º. Las prostitutas debían residir y ejercer exclusivamente en la Mancebía.
2º. Sólo podían acudir a ella los forasteros y los mozos solteros de la villa
3º. Estaba prohibido dentro del recinto establecer tabernas y jugar a juegos de azar
4º. Las mujeres no deberían trabajar los domingos y fiestas de guardar después de que tocasen misa mayor en la iglesia de San Pedro.
5º. El mesonero podía contratar a un hombre armado que vigilase la puerta.
6º. Las mujeres debían recibir del mesonero la ropa de cama necesaria para su trabajo.
7º. Cada mujer debía pagar al mesonero dieciséis maravedís diarios, en concepto de alojamiento y uso de platos y escudillas.
A partir del espectacular crecimiento de la ciudad y de la propia prostitución en el siglo XVI, esas viejas normas ya no bastaban para contener el torrente de problemas que una actividad como la prostibularia podía acarrear.
Es muy probable que Sevilla se guiase durante un tiempo por las Ordenanzas de la mancebía de Granada, otorgadas por el Rey el 2 de agosto de 1539. En ellas ya se recogían, de forma ordenada e independizada, los principales asuntos que recogerán en adelante las Ordenanzas sevillanas: determinación de los deberes de los padres, regulación de sus relaciones con las mujeres, establecimiento de la forma de vida de éstas y afirmación del control municipal sobre el negocio.
La regulación del Concejo sevillano de 1553
Sin duda, las diferentes circunstancias concurrentes en Granada y en Sevilla movieron a las autoridades del Guadalquivir a redactar su propia normativa en materia de lenocinio. El 7 de mayo de 1553 fueron aprobadas las primeras ordenanzas formales dedicadas a regular el funcionamiento de la putería. Si bien de tales ordenanzas nada se ha conservado entre la documentación municipal sevillana, por fortuna se dispone de una copia de ellas en el archivo municipal de Ronda, puesto que en esta ciudad malagueña fueron adoptados los mismos preceptos prostibularios de Sevilla; gracias a la publicación de la copia rondeña por María Teresa López Beltran se puede realizar una aproximación al contenido de estas normas, que luego reproducimos integramente.
Un primer bloque temático lo componen una serie de indicaciones referentes a los padres de la Mancebía. Éstos, encargados por los propietarios de las casas o boticas (1)de velar por el buen desarrollo del negocio, eran también los responsables ante el Concejo del buen orden interior del burdel. Si bien eran los propietarios los que los nombraban, debían obtener una confirmación formal por parte del Ayuntamiento, jurando cada uno "que guardará y terná los capítulos que de suso serán contenidos y declarados, so las penas que en ellos se contienen". Esos capítulos determinaban, por ejemplo, la ropa de cama que los padres debían facilitar a cada mujer, pagándoles ésta un real diario por ello. A fin de evitar una explotación excesiva de las prostitutas por parte de los padres, éstos tenían terminantemente prohibido hacer cualquier tipo de préstamo que pudiese impedir a las mancebas abandonar en un momento dado su oficio; asimismo, debían comprobar, antes de aceptar a una nueva trabajadora, que no tenía sobre sí ninguna deuda en la Mancebía de procedencia.
Un segundo bloque temático lo conforman las prescripciones sobre las propias rameras. Antes de incorporarse a la Mancebía, debían presentarse ante la comisión municipal; ésta comprobaría que reunía los requisitos necesarios: no ser natural de la propia Sevilla, ni tener en la ciudad familia alguna; no ser casada, ni negra, ni mulata. Una vez incorporadas a sus boticas, deberían observar una determinada conducta: no ejercer sus menesteres fuera de la Mancebía; descansar obligatoriamente, en pro de la salvación de sus almas, en determinadas fiestas religiosas; llevar, siempre que saliesen por las calles, "mantillas amarillas cortas sobre las sayas que trageren y no otra cobertera alguna".Este ordenamiento se completa con una serie de dvertencias tendentes a evitar las pendencias y a asegurar el control exclusivo del burdel por parte del Concejo. Por ejemplo, prohibiendo taxativamente que se estableciese en el recinto ningún mesón ni taberna, o también el que las mujeres mantuviesen a rufianes, y mucho menos el que éstos fuesen (como, por otra parte, solía ser habitual, según reconocen las propias ordenanzas) alguaciles o empleados de la justicia.
La normativa sevillana debió hacerse desde pronto muy conocida entre otras ciudades castellanas, hasta el punto de que en 1570 Felipe II decidió hacerlas extensivas para todas las mancebías del reino, promulgando así la primera reglamentación nacional sobre la prostitución. Durante cincuenta años, éste sería el sistema de gestión y control por el que se guiaría la prostitución sevillana. Veamos el texto íntegro de la Ordenanza y que cada cual saque sus conclusiones.
Saludos a los compañeros y espero que les interese el post que dejo. Cuidense.
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