NOCHE DE AGUACEROS
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NOCHE DE AGUACEROS
Noche de aguaceros.
Esta noche la tupida lluvia lava las calles de la ciudad. Se forman pequeños arroyos que corren presurosos por el borde de las aceras.
Siempre llueve en esta forma, mi sueño se escapa como un débil barquichuelo de papel, dando vuelcos entre la corriente. Mientras el aguacero dura, el insomnio se apodera de mí.
Escucho el ruido de los carros que van y vienen, el ladrar de los perros o el gemido lastimero de alguna ambulancia. Es noche propicia para ladrones y asesinos.
Se oye el retumbar del trueno rompiendo el espacio y la luz de algún relámpago se filtra a través de la persiana que cubre el ventanal.
Danzan las sombras por la habitación, como silentes fantasmas.
De pronto, se oyen pasos en la planta alta. ¿Quién puede ser, si nadie más que yo habita la casa? Tomo la pistola del buró y espero con el corazón latiendo tan apresurado, que escucho su tic tac. Solamente me alumbran las lucecitas de las dos videos empotradas en el librero.
Los pasos ahogados bajan por la escalera, y se acercan a mi recámara. La puerta se halla entreabierta para no intoxicarse con el DDT.
La escuadra tiembla en mi mano. Corren lentos segundos…..me duelen los ojos por el esfuerzo de querer mirar en la semioscuridad. Alguien se para en la puerta y dispara una y otra vez. Se escucha un golpe seco de algo pesado al caer.
De súbito, despierto empuñando el control remoto de la TV que está prendida, reproduciendo una escena igual a la de mi sueño.
Mientras, yo me desangro por los agujeros hechos por las balas de una pequeña escuadra calibre 22.
Del libro: “El duende y otros cuentos”
<a href="http://www.safecreative.org/work/0911275018884" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/0911275018884/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #0911275018884"/></a>
Esta noche la tupida lluvia lava las calles de la ciudad. Se forman pequeños arroyos que corren presurosos por el borde de las aceras.
Siempre llueve en esta forma, mi sueño se escapa como un débil barquichuelo de papel, dando vuelcos entre la corriente. Mientras el aguacero dura, el insomnio se apodera de mí.
Escucho el ruido de los carros que van y vienen, el ladrar de los perros o el gemido lastimero de alguna ambulancia. Es noche propicia para ladrones y asesinos.
Se oye el retumbar del trueno rompiendo el espacio y la luz de algún relámpago se filtra a través de la persiana que cubre el ventanal.
Danzan las sombras por la habitación, como silentes fantasmas.
De pronto, se oyen pasos en la planta alta. ¿Quién puede ser, si nadie más que yo habita la casa? Tomo la pistola del buró y espero con el corazón latiendo tan apresurado, que escucho su tic tac. Solamente me alumbran las lucecitas de las dos videos empotradas en el librero.
Los pasos ahogados bajan por la escalera, y se acercan a mi recámara. La puerta se halla entreabierta para no intoxicarse con el DDT.
La escuadra tiembla en mi mano. Corren lentos segundos…..me duelen los ojos por el esfuerzo de querer mirar en la semioscuridad. Alguien se para en la puerta y dispara una y otra vez. Se escucha un golpe seco de algo pesado al caer.
De súbito, despierto empuñando el control remoto de la TV que está prendida, reproduciendo una escena igual a la de mi sueño.
Mientras, yo me desangro por los agujeros hechos por las balas de una pequeña escuadra calibre 22.
Del libro: “El duende y otros cuentos”
<a href="http://www.safecreative.org/work/0911275018884" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/0911275018884/label/barcode2-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #0911275018884"/></a>
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