La música del azar

Cuando Jim Nashe es abandonado por su mujer, se lanza a la vida de errante. Antes ha recibido una inesperada herencia de un padre que nunca conoció y que le permitirá vagabundear por América en un Saab rojo, el mejor coche que nunca tuvo. Nasche va de motel en motel, goza de la velocidad, vive en una soledad casi completa y experimenta la gozosa y desgarradora seducción del desarraigo absoluto.

Tras un año de esta vida, conoce a Jack Pozzi, un jovencísimo jugador profesional de póker. Los dos hombres entablan una peculiar relación y Jim Nashe se constituye en el socio capitalista de Pozzi. Una sola sesión de póker podría hacerlos ricos. Sus contrincantes serán Flower y Stone, dos curiosos millonarios que han ganado una fabulosa fortuna jugando a la lotería y viven juntos como dos modernos Bouvard y Pecuchet. A partir de aquí, la novela abandona el territorio de la "novela de carretera" americana, y se interna en el dominio de la literatura gótica, entre Kafka y Beckett.

Nashe y Pozzi penetran en un ámbto sutilmente terrorífico, y la morada de los millonarios se convertirá en su peculiar prisión, cuyos ilusorios límites y leyes no menos ilusorias deberán descubrir.


Fuente: contraportada de la edición de Anagrama

El límite que traza Auster en todas sus novelas entre la cordura y la locura, lo espeluznante y lo normal, la soledad y el abandono, la individualidad y el colectivo, es tan fino que no puede mas que remover en el lector toda clase de sentimientos. La música del azar no es una excepción.

Para empezar, sus dos protagonistas, Nashe y Pozzi son absolutamente humanos: con sus miedos, sus cargas personales, sus virtudes, sus defectos, sus manías... Cada uno de ellos, aunque no lo parezca al principio, complementa perfectamente al otro en todo momento. Hasta el final. Aunque el modo de enfrentar los problemas que tienen los dos sea tan distinto, y precisamente esa es la mayor tragedia de la novela.

Sus dos otros protagonistas, Flower y Stone, ponen la carne de gallina desde su primera aparición... no es nada qué digan, ni nada que hagan; es el saber que hay algo que no dicen, saber que seguro que más tarde harán algo, casi como si estuvieras allí con ellos, intentanto gritar a Nashe que no se deje engañar por ellos, que son terribles, porque puedes verlo, puedes notarlo. Pero más tarde aparece otro personaje, Murks, el lacayo de los anteriores, que se encarga de vigilar, de amenazar a Nashe y Pozzi, pero todo bajo una sarcástica sonrisa, bajo un halo de beneficiencia.

La ambientación de la novela me ha parecido excelente. Excelente para lo que pretende, desde luego, porque como lectora, a pesar de lo inhabitual de la "cárcel" en la que se encuentran los protagonistas, donde parece haber un ambiente de libertad, me ha parecido terriblemente opresora. Me imaginé mil finales, mil vueltas de tuerca respecto al tema, pero creo que nada pudo prepararme para lo que leí.

Una novela absolutamente recomendable si lo que se quiere es pensar, sufrir y esperar lo que sólo puede ser un triste final.

Esta no la he leído, pero por la reseña que haces de ella, ya estoy tardando.

melita escribió:Esta no la he leído, pero por la reseña que haces de ella, ya estoy tardando.

+1

Menuda lista de libros tengo por comprar u.u

Du escribió:

melita escribió:Esta no la he leído, pero por la reseña que haces de ella, ya estoy tardando.

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Menuda lista de libros tengo por comprar u.u

Pues seguro que os gustará, a mi me ha encantado. Es un libro de reflexiones y de paranoia pura, os lo advierto, pero creo que es de vuestro estilo